Camino toma la historia de la niña, de 14 años, Alexia González-Barros, que hace más de dos décadas años cayó enferma, y acabó muriéndose por un tumor cerebral, en 1985. Su familia adepta al
Opus Dei intenta que su hija reciba la enfermedad como una bendición de Dios.
Cuanto menos es chocante que alguien se quiera creer, se deje convencer de que la enfermedad es un don divino, una gracia del más allá, o un castigo reconvertido en amor del que dicen que preside el cielo.
No se entiende que unos padres taladraran la mente de su hija enferma para que ésta la recibiera como un regalo del cielo; como un tesoro. La enfermedad es dolorosa y hay que saber llevarla con la mejor dignidad posible, y adelante, pero no se puede dar las gracias por el dolor, ni inculcar ideas, absurdas; porque así nunca avanzaremos, en ningún sentido.
Alexia González-Barros, la sierva de Dios está en proceso de beatificación…y la Iglesia lo apoya. ¿La van a beatificar porque padeció la enfermedad como sinónimo de una gran fortuna espiritual?
La vimos anoche y que impresión.